jueves, 27 de junio de 2013

Imagen con latido (17): Mi colmillo de metal


El manantial (Segunda parte)

“No debería estar aquí. Están demasiado cerca, seguro que me encuentran. Van a matarme y no voy a poder hacer nada”, pensó Abbi, después de que el miedo lo hubiese dejado paralizado detrás de la roca. Esos y otros pensamientos nefastos cruzaron su mente mientras el convoy pasaba despacio justo por delante de su posición. Se apretó todo cuanto pudo contra la tierra de detrás de la piedra que lo ocultaba, como si intentara fundirse con cada grano de arena que se le pegaba a la ropa sudada. El ruido de los motores se volvió insoportable para sus oídos y el corazón se le aceleró como si estuviese escuchando los rugidos de una manada de leones hambrientos y sanguinarios. Pero a pesar de que aquel sonido resultaba intimidatorio, el despiadado rugido mecánico fue disminuyendo de intensidad conforme los vehículos militares frenaban la marcha gradualmente hasta detenerse ante el cadáver del camello.

jueves, 20 de junio de 2013

Imagen con latido (16): Aprendizaje


El manantial (Primera parte)

El intenso calor resultaba agobiante y hacía creer que incluso el oxígeno se evaporaba lentamente y desaparecía del aire caldeado. Abbi respiraba, pero no sentía que llenase sus pulmones de aire. Para él, tan solo era calor ardiente entrando por su nariz y resecando su garganta. Entornó los ojos. Los rayos del sol caían verticales sin que ninguna nube se atreviera a interponerse en su camino. La tierra suelta de aquella montaña del desierto absorbía cada grado de temperatura y lo escupía de vuelta al cielo azul, creando la ilusión de una cortina de calor que derretía eternamente el lejano horizonte de la cordillera. Abbi enjugó las pocas gotas de sudor que pudieron escapar por debajo del sucio turbante que lo protegía del calor. Tomó todo el aire que pudo, y acomodó su posición una vez más, con extremo cuidado. Llevaba toda la mañana esperando, y empezaba a dolerle todo el cuerpo. Movió la áspera lengua dentro de su boca para librase momentáneamente del mal sabor que tenía desde el amanecer. Ya hacía unos minutos que la saliva se le había convertido en una pasta blanca y espesa que terminaba de secarse en las comisuras de sus labios agrietados y despellejados. Pero Abbi aguantaba con estoicismo todas las incomodidades y seguía aguardando en su posición, sin apenas moverse. Debía permanecer lo más quieto posible. No debía levantar ninguna nube de polvo que delatara su escondite. Pronto llegarían.

jueves, 13 de junio de 2013

Imagen con latido (15): Nadie dijo que fuera a ser fácil


Sublime

La penumbra bañaba la habitación, decorada con prendas de ropa por el suelo. La cortina se mecía suavemente, dejando que la luna curioseara por la ventana. La brisa de la noche, fresca y húmeda, erizaba la piel de las dos sombras que se enredaban entre las sábanas.


Allí, las dos se envolvían entre sí, una sobre otra, en un baile sublime, en una danza al son de gemidos; cada vez más rápida, cada vez más fuerte. Pasión y sudor hasta el fin inevitable. Y las dos sombras se volvieron una sola. Y las dos sombras se dijeron “te quiero” al oído.

El vientre de Eva

Disculpen el retraso.



El doctor pasó raudo al lado de la mesa de roble de su despacho. La bata blanca se mecía a su espalda tratando de seguir el ritmo de sus pasos apresurados. Se sentó en su elegante silla de cuero negro sin apartar la vista de la tableta digital que llevaba en las manos. Un par de toques con el dedo índice y apartó el aparato a un lado de la mesa. Luego, cruzó las manos y miró directamente a la pareja que estaba sentada delante de él.

jueves, 6 de junio de 2013

Imagen con latido (14): Mi propia isla


Hijo

Mi corazón bombea sangre por todo mi cuerpo. Sangre roja y contundente que no me pertenece, sino que es la mezcla de generaciones que se pierden en las brumas del tiempo pasado. Siento cómo fluye por mí: sangre, tiempo, fuerza..., las experiencias de parientes perdidos, las vivencias de personas que nunca llegué a conocer, las vidas de antepasados que vivieron, amaron, lucharon y desaparecieron. Son parte de mí, soy su producto, soy el último eslabón de una cadena anclada en muchas paredes.