viernes, 19 de diciembre de 2014

Nota del autor: Historias con latido

Muy buenas a todos.

Como algunos de vosotros ya sabéis, estas últimas semanas no he podido subir mis historias y dibujos habituales. El motivo de esta nota es anunciar que este blog se va a tomar unas vacaciones, y, tan pronto como me sea posible, volveré con más historias y dibujos.

Muchas gracias por todo el apoyo y espero volver pronto.

Un abrazo para ellos y un beso para ellas.

Aio

El testamento del dragón (Tercera parte de tres)

Aún no te puedo ver bien, escriba ―le dijo el dragón―. Camina hasta aquí delante.

Pragun daba pasos cortos sin apartar la vista del voluminoso cuerpo de la criatura. Las alas, agrietadas y rasgadas, estaban encogidas sobre el lomo, muy por encima de la cabeza del escriba. La sólidas escamas del vientre se solapaban unas encima de otras formando una formidable armadura que a todas luces parecía completamente impenetrable ante cualquier ataque de lanza, flecha o espada. A medida que caminaba, las escamas iban disminuyendo de tamaño y grosor según se aproximaba a la zona del cuello. Las de esa zona se reducían hasta desaparecer totalmente y dejar paso a una zona blanda de carne pálida, justo bajo el largo cuello del dragón. La luz de la antorcha iba y venía acorde al vaivén de la respiración de la criatura, que removía todo el aire de la cámara de piedra. De pronto, Pragun divisó un asa de madera astillada asomando por la parte carnosa del cuello, en medio de una zona empapada de sangre. Las llamas de la antorcha se agitaron con el suspiro de la bestia, y la luz del fuego iluminó la cresta de la criatura entre la que sobresalía la punta de la lanza. El arma le había atravesado el cuello de abajo arriba, desatando todo el caudal de sangre que fluía por la piedra plana y bajaba por la pendiente de la gruta. El dragón yacía ahora con su pesada cabeza apoyada en la roca, incapaz de elevarla un palmo del suelo. Sus ojos, entrecerrados, miraron de reojo al escriba.

jueves, 4 de diciembre de 2014

Imagen con latido (91): Dana


El testamento del dragón (Segunda parte de tres)

¿Pretende que entre ahí solo con esa criatura? ―se quejó Pragun, de espaldas a la entrada de la gruta. Algunos soldados comenzaron a aproximarse a su alrededor, con las manos preparadas en las empuñaduras de las espadas. De reojo, el escriba vio que cada vez los tenía más cerca y rebajó el tono de su queja―. Escuche, capitán, comprendo que el ancestral código de su orden es tajante en lo concerniente a respetar la última voluntad de sus enemigos derrotados, pero... pero yo... Esto... ―Pragun resopló y señaló insistentemente hacia la oscuridad de la cueva―. Esa cosa de ahí podrá comerme de una sola dentellada si alguien no me acompaña con su acero.

jueves, 27 de noviembre de 2014

Imagen con latido (90): Fantasma no detectado


El testamento del dragón (Primera parte de tres)

El soldado empujó con fuerza a Pragun por la espalda y a este casi se le caen los pergaminos que llevaba en su bolsa de cuero. Cuando se dio media vuelta y miró desafiante al soldado, este se llevó la mano a la empuñadura de la espada envainada. “Sigue caminando”, fue lo único que dijo su contundente voz desde debajo del yelmo que le protegía la cabeza y ocultaba su rostro. Pragun se acomodó la correa de su bolso sobre el hombro y continuó recorriendo con resignación la oscura senda que apenas le permitían ver las antorchas clavadas en la tierra.

jueves, 20 de noviembre de 2014

Nota del autor: Dos años de latidos

¡Muy buenas a todos!

Esta semana este blog cumple dos añitos, y aprovecho la ocasión para agradecer el apoyo a todos aquellos que alguna vez han dedicado su tiempo a leer alguna de mis historias y a todos aquellos que también han colaborado a difundirlas por la red. Muchas gracias a todos y espero poder seguir mostrándoos mis "latidos".

¡MUCHAS GRACIAS A TODOS!

Aio

Imagen con latido (89): Sanya


Oscuridad y silencio

La mayor parte del tiempo, la vida de los mortales transcurre entre los límites reconfortantes de la predictibilidad. Si alguno deja caer una piedra, esta cae sin remedio hasta impactar con el suelo. Si alguno ve una ola tocar la arena de la orilla, sabe que otra vendrá justo detrás a sustituirla. Y si por cualquier razón alguno acerca demasiado la mano al fuego, el dolor aparecerá para avisarlo del peligro que corre. Toda causa provoca para ellos una consecuencia, todo resultado procede de unos antecedentes conocidos. Y esto es así en su mundo, tan mortal como predecible, precisamente el mismo mundo que vigilo desde mi atalaya, muy tarde en el espacio, y más allá de todo tiempo. No obstante, algunas veces, muy pocas, las reglas presuntamente conocidas que tanto reconfortan sus vidas pueden doblarse, plegarse, e incluso fracturarse y desaparecer por completo. Para que este imposible tenga lugar en su mundo, tan solo han de combinarse dos elementos que resultan ser tan peligrosos como corrientes: la oscuridad total y el silencio absoluto. En el momento en el que ambos se combinan, las normas pueden dejar de funcionar tal y como las conocen, y quizás aquellas causas que tan bien conocían antes puedan llegar a producir consecuencias... inesperadas. Si no, fijaos en lo que le sucedió a una mortal llamada Samanta...

jueves, 13 de noviembre de 2014

Imagen con latido (88): Debbie


Latidos de libreta

(Una de esas cosas que uno escribe en una libreta).

Yo solo quiero protegerte eternamente.
Quiero sufrir en tu lugar.
Quiero llorar en tu lugar.
Quiero sangrar en tu lugar.
Seré tu bastón y tu escudo.
Seré tu protector y defensor,
por siempre jamás.
Aunque no me veas.
Aunque no me lo agradezcas.
Soy tu esclavo gustoso,
tu perro servicial.
Te sirvo con gana.
No me arrepiento.
El amor esclaviza.
Y sonrío.

Madrugada

(Relato ganador del I Concurso de relatos y dibujos de Terror organizado por Grupo Tándem y Librería Sinopsis).

El piso era espacioso, incluso para dejar las cajas de la mudanza por ahí sin que estorbaran el paso. Pero a Klement se le estaba agotando la paciencia, y comenzaba a comprender el motivo del alquiler tan barato. Eran las tres y diez de la mañana, y en el apartamento de al lado todavía se oía ruido. La cabecera de su cama daba justo a la pared de la que provenían los sonidos de pasos, golpes y murmullos. Noche tras noche, e iban cinco, Klement había aguantado el incordio del ruido con paciencia y sin emitir queja alguna. Sin embargo, aquella noche era diferente. Al día siguiente, se reincorporaría a su trabajo en el almacén después de sus vacaciones. Y con el poco sueño que estaba logrando conciliar, difícilmente lograría madrugar a las cinco de la mañana.

jueves, 6 de noviembre de 2014

Nota del autor: Premio de Halloween

¡Hola a todos!

Estas últimas semanas han sido muy especiales para mí, debido a que el "Grupo Tándem" y la "Librería Sinopsis" han elegido un relato mío como ganador del "I Concurso de relatos y dibujos de Terror".

Imagen con latido (87): Lady Miedo


Dormiré contigo (quinta parte de cinco)

Aarón

Se frotó el rostro con el la palma de la mano. Todavía no estaba del todo seguro de si estaba despierto o si seguía dormido. Tomó aire y observó la habitación a oscuras. En el suelo al lado de su cama estaba el saco de dormir de Óliver. Estaba vacío y no había ni rastro de su amigo. Aarón cerró los ojos y se lamentó para sí mismo. Torció el gesto y miró al otro lado del dormitorio. Su sospecha se confirmó cuando se encontró las puertas del armario entreabiertas. Se abrió paso lentamente entre las sábanas y asomó su mirada por encima del colchón. Un pequeño hocico peludo asomaba por la rendija abierta del armario, sin parar de olisquear el aire nocturno del dormitorio.

jueves, 30 de octubre de 2014

Nota del autor

Muy buenas. Como la semana pasada no pude subir ninguna historia, esta semana subo dos partes de "Dormiré contigo", la tercera y la cuarta. Espero que os gusten, y disculpad por el retraso. ¡Saludos!

Imagen con latido (86): Sonríe


Dormiré contigo (cuarta parte de cinco)

  Óliver acercó el dorso de la mano al rayo de luz que salía de la grieta. La luz incidió en su piel y notó una agradable sensación de calidez, como la de un soleado día de primavera. Aquel haz de luz parecía luz solar. Óliver volvió la vista hacia la ventana. Se aproximó a ella y miró fuera através del cristal. La noche era absoluta y muy abajo, en la calle, las farolas seguían encendidas. A continuación, comprobó la hora en el móvil: eran las tres y diecisiete de la madrugada. Aprovechó la ocasión y llamó a Aarón. Óliver escuchó el zumbido del móvil de su amigo en el suelo al lado de la mesita. Óliver soltó su teléfono y se acercó con decisión al armario. Estaba determinado a encontrar una explicación al origen de aquella luz de la grieta. Afianzó los pies y tiró del armario. El ruido fue ensordecedor y el mueble se movió unos centímetros. Lo suficiente para que Óliver pudiera mirar detrás del mueble. Cuando lo hizo, no encontró nada fuera de lugar en la pared de la habitación. Y la grieta vista por ese lado era completamente oscura. Cuando Óliver volvió a colocarse delante de las puertas abiertas, la luz seguía brillando.

Dormiré contigo (tercera parte de cinco)

Un ruido despertó a Óliver. Parecía que Aarón se había caído de la cama. Óliver se incorporó en su saco de dormir, con los ojos aún cerrados.

jueves, 16 de octubre de 2014

Imagen con latido (85): Alison (Fase cinco: aceptación)


Dormiré contigo (segunda parte de cinco)

Eran las once de la noche cuando Óliver extendió su saco de dormir justo al lado de la cama de Aarón. Este, sentado sobre las sábanas, lo miraba atentamente con preocupación.

jueves, 9 de octubre de 2014

Imagen con latido (84): Alison (Fase cuatro: depresión)


Dormiré contigo (primera parte de cinco)

¿Así que es esto lo que tanto miedo te da? ―le preguntó Óliver en tono socarrón a su amigo Aarón. Dejó abierta la puerta del armario, dio un paso atrás y se cruzó de brazos en actitud contemplativa―. Desde luego, es aterrador. Tienes el gusto para la ropa en el culo... Deberías ir al médico.

jueves, 2 de octubre de 2014

Imagen con latido (83): Alison (Fase tres: negociación)


El fin (Epílogo)

Sentía peso sobre el cuerpo, pero con la somnolencia que lo adormilaba ni siquiera se molestó en quitárselo de encima. Creyó que seguramente todavía seguía acostado en la cama con Nelli, y yacía descansando bajo una pila de cojines desordenados. Tomó aire por la nariz, y olió a humedad. Aquella sensación fuera de lugar lo extrañó, y comenzó a inquietarse. Olor a tierra entró por sus fosas nasales, y le provocó una tos seca y violenta. Su cuerpo se convulsionó y, mientras sus músculos se tensaban, sintió un amargo dolor en el hombro, que se ramificó hasta la base del cuello. Fue en ese instante cuando se percató por primera vez de la inusual postura de su propio cuerpo, retorcido bajo el peso de encima. Confuso y desorientado, abrió los ojos para toparse cara a cara con la oscuridad. El hecho de no ver nada le encogió el estómago, y el miedo lo llevó a revolverse en el sitio. Las piedras que tenía encima rodaron unas sobre otras chocando entre sí. Convencido de una vez por todas de que no se encontraba en su cama, se apresuró a escapar de la negrura de alrededor y se abrió paso apartando piedras con codos y manos. Al poco rato, pudo sacar la cabeza fuera de la tierra, hacia la superficie. El cálido aire de fuera le acarició el rostro. Soportó el intenso dolor lacerante de su hombro y tiró del peso de su cuerpo para liberar las piernas de la tierra que las sepultaba. Ya tendido boca abajo en la superficie, cogió una gran bocanada de aire. Comenzó a arrastrarse lejos del agujero donde había estado enterrado, hasta que las fuerzas le fallaron y le sobrevino un ataque de tos que le hizo escupir una mezcla pegajosa de tierra, saliva y sangre. El corazón le latía desbocado y le costaba recordar cómo había acabado allí, pero ahora, al menos, Martin por fin había logrado salir de debajo de la tierra.

jueves, 25 de septiembre de 2014

Imagen con latido (82): Alison (Fase dos: rabia)


El fin (Segunda parte de dos)

El caos más salvaje se había propagado por las calles como una lengua de fuego que cabalga sobre combustible. De un momento para otro, las normas, las reglas, las leyes... Todas las directrices existentes habían desaparecido de un plumazo. Cualquier resquicio de civismo había quedado relegado al olvido, y ni siquiera la poca policía que quedaba de servicio era capaz de contener la vorágine autodestructiva. La humanidad daba señales de haber desaparecido ya, incluso antes de que el asteroide impactara contra la superficie del planeta. En las calles, pocos escaparates quedaban sin romper. Los saqueadores se agolpaban bajo los boquetes abiertos en los cristales, mientras otros tantos salían de los locales cargando con cajas demasiado pesadas para sus fuerzas o demasiado grandes para sus brazos. Ahora, se mirase donde se mirase, nadie caminaba, todos los transeúntes corrían sorteando los coches que algunos otros habían abandonado en mitad de la carretera o sobre la acera. Los escasos vehículos que aún circulaban lo hacían a duras penas y a base de bocinazos, aunque los había que se abrían camino con la contundencia de los golpes de sus parachoques. Atropellos, robos, peleas, gritos y llantos. La raza humana agonizaba en sus últimos instantes, asediada por el miedo y la desesperación.

jueves, 18 de septiembre de 2014

Imagen con latido (81): Alison (Fase uno: negación)


El fin (Primera parte de dos)

No hubo ningún aviso. No dieron ninguna rueda de prensa para prevenir a la población de lo que se le venía encima. Ni siquiera apareció ningún elegante presentador de informativos explicando lo que estaba a punto de suceder. Nadie dijo nada en ningún momento, y aún a día de hoy no se sabe a ciencia cierta si fue un silencio premeditado, o simplemente fue el resultado de un fatídico caso de ignorancia multitudinaria. Fuera como fuese, quizás la ausencia de información resultó ser lo más adecuado para que el pánico no cundiera por doquier. Sin embargo, aunque el silencio había sido absoluto, este poco pudo hacer para ocultar la evidencia que mostraba el cielo, y algunos empezaron a extrañarse de que aquella peculiar estrella brillase tanto, incluso de día.

jueves, 11 de septiembre de 2014

Imagen con latido (80): Barrotes - Solitudinem


Debajo de la cama

Jack no tenía ni idea de quién estaba dejando las cajas de cartón debajo de su cama. Pero cada mañana, cuando se despertaba, allí había una nueva caja vacía esperándole. Eran cajas pequeñas, como de zapatos, y no tenían absolutamente nada dentro, ni tampoco tenían nada impreso: ni un logo, ni una marca. Tan solo era cartón que no albergaba nada en su interior.

jueves, 4 de septiembre de 2014

Imagen con latido (79): Largo verano a solas


La verdad del hechicero

Ojalá nunca hubiésemos encontrado ese libro maldito”, se quejó Luca, balanceándose en su silla, de madera seca y crujiente. No le quitaba la vista de encima al tomo encuadernado con piel que yacía en el suelo. Estaba en el mismo punto exacto donde la mano del hechicero lo había dejado caer antes de que su cuerpo entero se volatilizara en el aire.

jueves, 28 de agosto de 2014

Imagen con latido (78): Creo que me debes una disculpa


Otra eternidad por delante

Realmente; dime, Cornelio; ¿crees que nuestra existencia se merece tanto sufrimiento? ¿Tanta... pérdida? ―preguntó lord Adelpho, sentado al borde de la cama, con un tono de clara consternación quebrando cada una de sus palabras.

Cornelio, su criado, escuchó la pregunta con gesto calmado y sin alterar ni un milímetro su erguida postura servicial. Estaba de pie, justo delante de la puerta cerrada del dormitorio. Su aspecto formal y pulcro contrastaba claramente con la mancha de sangre aún caliente que le goteaba por la barbilla.

jueves, 21 de agosto de 2014

Imagen con latido (77): Hacer compañía


Coma

Esta mañana he recorrido a pie los diez kilómetros que hay hasta ciudad Neuk. Allí, la situación parece ser la misma: no queda absolutamente nadie. La calles están tan desiertas como las de aquí, y no hay ni rastro de nadie por ningún sitio. ¿Adónde rayos ha ido todo el mundo?

jueves, 14 de agosto de 2014

Imagen con latido (76): Warrior


Unidad defectuosa

Vale, ¿me oyes, Atsu? Ya he llegado a la casa. He podido entrar, la puerta estaba... Joder, Atsu... Hay... Aquí hay sangre por todas partes.

jueves, 7 de agosto de 2014

Imagen con latido (75): Jungla


Encuentro bajo el agua

Bajo el agua del lago, todo estaba tranquilo y en paz. Tenía la sensación de estar inmerso en un mundo paralelo y ajeno, al que apenas llegaba el alboroto de la batalla que se libraba en la superficie. Miró hacia arriba, más allá de las ondulaciones del agua. Los cuerpos escaldados caían por la borda de las barcas unos tras otros, con cada pasada de la sombra negra del dragón alado distorsionada por las aguas agitadas. Las bajas del combate empezaban a hundirse muy por encima de él, como una lluvia submarina de muerte y de pérdida. Entre los cadáveres que caían lentamente a su alrededor, encontró el suyo propio, con la piel derretida y el gesto marcado por una mueca de dolor. Al principio, no le resultó extraño: estaba observando cómo la gravedad tiraba de su propio cuerpo inerte arrastrándolo hasta su tumba de limo sumergido. Sin embargo, pronto se percató de lo antinatural que resultaba observarlo desde fuera.

jueves, 31 de julio de 2014

Imagen con latido (74): Ella lo arreglará todo


Efecto dominó

El perro se quedó quieto con la mirada clavada en los faros del vehículo que acababa de detenerse a apenas unos centímetros de su hocico. Mike dio un golpe con la mano en el volante cuando por fin se detuvo el coche, y tranquilizó a su novia, que todavía mantenía los ojos cerrados temerosa de que hubiesen aplastado al animal indefenso. “No pasa nada, Moira”, la consoló él. “Mira, ya se va”. El perro retomó su marcha y se dirigió a la acera más próxima, controlando como podía el temblor de sus cuartos traseros. “¿Por qué camina así?”, preguntó ella. “Se ha llevado un buen susto, nada más. Pero está bien”. “Pobre animal”, concluyó la chica, con tristeza.

jueves, 24 de julio de 2014

Imagen con latido (73): De paseo


Ojos negros, colmillos blancos (Segunda parte de dos)

La clara luz de la luna llena se colaba por las rendijas de las paredes destrozadas. Me quedé quieta, de pie, respirando el fresco aire nocturno mezclado con la nube de polvo que había levantado con mi salto. Fuera de aquella sala, el canto de los grillos escondidos en el follaje marcaba el paso del tiempo con su melodía repetitiva. Mi corazón se acompasó con su ritmo y dejé que las emociones llegaran sin ponerles ningún tipo de cortapisa. Estaba nerviosa, pues estaba desobedeciendo la advertencia del Hacedor. Mis patas estaban pisando territorio vedado y peligroso. Me mantuve alerta y agudicé los sentidos. Con sigilo, me agaché y luego me refugié en la primera esquina que encontré. Allí, esperé un buen rato, a la espera de que algo hostil y desconocido viniera a por mí. Pero la noche avanzaba con la misma parsimonia del canto del grillo, y no llegó a suceder nada. Aun así, mantuve la cautela y decidí explorar un poco más aquella sala de tiempos pasados.

jueves, 17 de julio de 2014

Imagen con latido (72): Ojos negros, colmillos blancos


Ojos negros, colmillos blancos (Primera parte de dos)

Esta noche me he vuelto a escabullir. El corazón todavía me late deprisa, pero al final he conseguido regresar a tiempo, antes de que se diera cuenta de que yo faltaba. Supongo que aún no ha hecho su ronda y dentro de poco volveré a escuchar sus pasos ensordecedores retumbando en las alturas vertiginosas de la sala. Vendrá y echará un vistazo, como todas las noches, para asegurarse de que no falte ninguna de nosotras. Yo me haré la dormida, como llevo haciendo desde hace hace siete lunas. Hasta la fecha, el truco funciona. Él es demasiado grande y yo solo soy una más de las tantas hijas que almacena por las noches en las altas estanterías de su palacio.

jueves, 10 de julio de 2014

Imagen con latido (71): Cosechadora roja


Nido de arañas

El surco que había dejado sobre la tierra terminaba justo en la boca de aquel agujero en la ladera, a los pies de la arboleda mustia y deshojada. Se trataba del rastro evidente de un cuerpo que había sido arrastrado a la fuerza. A lo largo del recorrido, se podían encontrar marcas de pataleos y golpes de talón, señal inequívoca de que Geomi se había resistido. Sin embargo, las huellas que más desconcertaban a Seoum eran las de las innumerables patas diminutas que había alrededor.

jueves, 3 de julio de 2014

Imagen con latido (70): Insomnio


Diálogo con la conciencia

Dime, conciencia mía, ¿por qué estoy haciendo esto? ¿Por qué estoy a punto de acometer una de las tareas más aterradoras de mi vida?

jueves, 26 de junio de 2014

Imagen con latido (69): Flautista


Pizquito

Allí parece un buen sitio ―sugirió a su abuelo la joven y extenuada Kiah, señalando con la barbilla hacia una oquedad que formaban las rocas bajo una loma del pinar―. Podemos escondernos allí y pasar la noche... Incluso podríamos ocultarnos con algunas ramas. Creo... creo que podría funcionar.

jueves, 19 de junio de 2014

Imagen con latido (68): Tightrope


El monstruo está en el sótano

Su zarpa parecía estar hecha de la misma madera que la puerta; seca, agrietada y llena de nudos. Era una extremidad inhumana y a todas luces imposible, pero tan real como el hambre despiadada que atravesaba el vientre tembloroso de la criatura. Sus gruesos dedos, recubiertos de musgo, se movieron con lentitud, crujiendo cada vez que uno de ellos se flexionaba para arañar el barniz. “¡Maaaaa!”, gruñó, como si vomitara la única palabra que había logrado dominar en toda su milenaria existencia. “¡Maaaaaaaa!”, llamó de nuevo, en un bramido profundo, pero débil a causa del hambre que empezaba a nublar el juicio de la bestia.

jueves, 12 de junio de 2014

Imagen con latido (67): Happy Anna


Querida Nozomi

Hoy he visto el primer cadáver, Nozomi. No estoy muy seguro de por qué te estoy contando esto a ti. No debería hacerlo. Se supone que debería escribirte sobre lo mucho que te echo de menos y que estoy deseando volver a tu lado, cosas que son tan ciertas como que ahora está atardeciendo y que lo único que me da calor en esta estrecha y húmeda trinchera es mirar tu foto de vez en cuando, mientras escribo esta carta. Espero que puedas perdonar que te haga partícipe de este horror por el que me ha tocado transitar, pero el terrible recuerdo de ese cuerpo acribillado y tirado sobre el alambre me está atormentando, y en este lugar no hay nadie dispuesto a escuchar mi pesar. Todo el mundo a mi alrededor actúa como si no pasara nada. Los demás de la compañía ya llevan tiempo en el frente y parecen estar insensibilizados a toda la tragedia que se despliega a nuestro alrededor. Para ellos, aquel solamente era un cuerpo más abatido en el campo. Pero, para mí, era el primero.

jueves, 5 de junio de 2014

Imagen con latido (66): ¡No mires!


No se lo digas a mi hija (Tercera parte de tres)

Sus ojos verdosos de pupila vertical no eran humanos y ni siquiera daban la sensación de poder albergar emoción alguna. Sin embargo, en aquel momento, el monstruo estaba llorando en la orilla del lago subterráneo. Y sus lágrimas caían para perderse en la bruma que ocultaba las zarpas de sus patas traseras. Balanceó su pesada cabeza y la papada se agitó, salpicando por todas partes las babas acumuladas entre los pliegues de su dura piel. Ronroneó con debilidad y volvió a agachar la cabeza.

jueves, 29 de mayo de 2014

Imagen con latido (65): Sota


No se lo digas a mi hija (Segunda parte de tres)

Todo es culpa de esa maldita hechicera”, se quejaba Deuto, embutiéndose en las estrecheces de una grieta en la que le era imposible girar la cabeza para mirar atrás. Su espada envainada se enganchaba de vez cuando en algún recoveco de la pared irregular y porosa, y Deuto se las tenía que apañar para retroceder unos pasos, desengancharse y continuar con la marcha. El humo de la antorcha se mezclaba con la humedad de la gruta y enralecía aún más el aire, ya de por sí estancado. Al menos ya podía ver la abertura a unos pocos pasos de distancia. En el último trecho, tuvo que tirar de sí mismo para poder verse fuera, de una vez por todas, de aquel pasaje angosto. Se pasó el dorso de la mano por la nariz para enjugar la gota de sudor que le caía y desenvainó la espada. Notó pegajosa la empuñadura. Su mano todavía tenía restos de la sangre de Nore.

jueves, 22 de mayo de 2014

Imagen con latido (64): Se busca


No se lo digas a mi hija (Primera parte de tres)

Prométeme que no se lo dirás a mi hija. ¡Promételo! Por lo que más quieras, Deuto. Júrame que no le dirás a mi pequeña que esa cosa ha podido con su padre.

jueves, 15 de mayo de 2014

Imagen con latido (63): Invierno


Introspección

El desierto había resultado ser un entorno mucho más duro de lo que se había imaginado. Estaba sentado con las piernas cruzadas y las manos sobre las rodillas. En lo alto del pálido cielo vespertino, un ojo gigante lo vigilaba sin parpadear. Un iris de color miel; tan familiar, tan doloroso; no lo perdía de vista, a pesar de que él seguía quieto y sentado. El suelo llevaba tiempo cuarteado a causa del áspero calor que incluso resecaba las escasas nubes de polvo que el sediento aire, de cuando en cuando, se atrevía a levantar. Notaba el calor ascendiendo desde la tierra de debajo, rodeando su cuerpo en una nube densa de sudor. Todo era plano, todo era silencio, pero no estaba solo. Justo delante de él, sentado en la misma posición, tenía a su doble, con una sonrisa despreocupada permanentemente marcada en los labios.

jueves, 8 de mayo de 2014

Imagen con latido (62): Otoño


Mejor haber amado y haber perdido...

Día 1
Esa mañana decidió no levantarse de la cama. Enredado entre las sábanas, abrazó con fuerza la almohada, tristemente consciente de que, por muy mullida que esta fuera, no le iba a devolver el sentido abrazo ni a decirle “te quiero” al oído. No. Era imposible. Aun así, la abrazó con todas sus ganas y deseó volver a escuchar aquellas palabras pronunciadas por la voz que tanto echaba de menos. La noche anterior había soñado con ella, como siempre. Como todas las noches. En la ensoñación había vuelto a sentir sus dulces labios sobre los suyos, y pudo deleitarse con la suavidad del beso y percibir vivamente cómo se le aceleraba el pulso por el amor que nublaba su juicio. Disfrutó de aquel falso momento, hasta que despertó. Parpadeó varias veces y suspiró profundamente, como era de esperar. Delante de sus ojos, la radiante luz del día se colaba por las rendijas de la ventana cerrada.

jueves, 1 de mayo de 2014

Imagen con latido (61): Verano


Todos caerán

Rojo-Delta volaba manteniendo su Spitfire dentro de la formación en V. Formaba parte de la cabeza del escuadrón, liderado en la punta por Rojo-Alfa. Pronto los cazas llegarían a sus objetivos. Delante, ya divisaban la luz de los incendios que arrasaban la ciudad, iluminando con su fuego la oscuridad de la noche absoluta. De vez en cuando, destellos fugaces aparecían de repente entre los edificios, explosiones que en la distancia lucían como fogonazos inofensivos. En las alturas, todavía lejos de la ciudad, Rojo-Delta era incapaz de escuchar el estruendo de las explosiones o los gritos de los soldados que caían. Tan solo escuchaba el zumbido monótono del motor que lo mantenía en el aire a más de mil metros del suelo.

jueves, 24 de abril de 2014

Imagen con latido (60): Primavera


De compras

El guardia jurado lo vigilaba disimuladamente desde el pasillo paralelo. Eric era perfectamente consciente de ello, pero decidió actuar como si no pasara nada y continuar revisando la parte trasera del DVD de “Dos tontos muy tontos”. Eric ya estaba acostumbrado a que los vigilantes pulularan a su alrededor en las grandes superficies. Era algo normal para él, aunque no lo entendía. Jamás había hecho nada fuera de la ley para que siempre lo considerasen un sospechoso en potencia. Eric lo achacaba a su forma de vestir. Suponía que llevar vaqueros rotos y camisetas desgastadas ya eran motivos suficientes como para no inspirar la confianza de los encargados de vigilar el lugar.

miércoles, 16 de abril de 2014

jueves, 10 de abril de 2014

Imagen con latido (58): Cielo cromado


Cero (Cielo cromado: 11)

Harold

La taza se cayó de la mesita y se derramó todo el té por el suelo. La anciana dio un respingo del susto y luego evaluó los daños desde su sillón. La taza se había hecho añicos y el pequeño charco que había formado la bebida caliente todavía humeaba.

jueves, 3 de abril de 2014

Imagen con latido (57): Nunca te olvidaré


La reunión (Cielo cromado: 10)

Espero que tenga respuestas para mí ―deseó el presidente, reclinándose en su asiento de cuero negro―, porque estoy harto de dar largas a la prensa y a todo el mundo.

jueves, 27 de marzo de 2014

Imagen con latido (56): Con esta pala, cavaré


El nuevo feligrés (Cielo cromado: 9)

El templo estaba a rebosar. El último que había conseguido entrar se había tenido abrir paso entre la congregación para encontrar un lugar desde donde poder ver el altar. Se detuvo donde tenía una buena visión, inclinó la cabeza en señal de respeto y se cruzó de brazos para escuchar con toda su atención las palabras del pastor:

jueves, 20 de marzo de 2014

Imagen con latido (55): Podemos estar solos... juntos... si quieres


Tarot (Cielo cromado: 8)

Aquella tía no nos quita ojo de encima ―comentó Vince, entre sorbo y sorbo de su cubata.



Sin dejar de apoyar los codos sobre la barra, Joel miró sin ganas hacia el lado indicado. Vio a un corro de chicas muy arregladas que conversaban entre risitas despreocupadas. A Joel no le pareció que ninguna mostrase el más mínimo interés en ninguno de ellos. Aun así, le siguió la corriente a su amigo.

jueves, 13 de marzo de 2014

Imagen con latido (54): Unoverso


Tu cena favorita (Cielo cromado: 7)

Aquella madrugada, las campanadas sonaron tres veces cuando Esteban lloraba solo en el callejón. Abajo, muy abajo, desde las simas oscuras de su dolido corazón, deseó que alguien escuchase su llanto y luego se acercase hasta él para preguntarle un simple “¿qué te pasa?”. Pero estaba solo, como siempre. Y el único alivio que encontró su desconsuelo fue el del silencio indiferente de una ciudad que dormía durante la noche y le daba la espalda durante el día.

jueves, 6 de marzo de 2014

Imagen con latido (53): Sacadme de aquí


Supermán (Cielo cromado: 6)

Llevaba demasiado tiempo callado. Marianne echó un vistazo por el retrovisor del interior para saber qué era aquello que estaba haciendo su hijo y que requería tanto silencio por su parte. El pequeño estaba sentado en el asiento de atrás, tranquilo y atento, sin apartar la mirada ni un segundo de la ventanilla de la puerta.

jueves, 27 de febrero de 2014

Imagen con latido (52): Purga


¿Por qué? (Cielo cromado: 5)

Al principio, solo era un simple grafiti más garabateado sin delicadeza sobre un muro a punto de desplomarse. Nadie le prestó la más mínima atención. “Tan solo se trata de un ejemplo de vandalismo urbano”, pensaba la mayoría, cuando leía aquel mensaje escrito con trazos negros anchos y chorreantes. Ninguno se detuvo a reflexionar sobre su significado. Todos los que pasaban delante estaban demasiado ocupados con su ajetreo diario, y con el miedo reciente e incierto que aceleraba sus pasos por la acera. “¿Por qué?” era la pregunta que se planteaba en aquella pared. Y no había respuesta alguna al lado del último interrogante. Tan solo había bloques de hormigón desnudos asomando por una superficie deteriorada por la humedad.

jueves, 20 de febrero de 2014

Imagen con latido (51): Huida


Piedra fría (Cielo cromado: 4)

Seguro que no esperabas verme aquí. Sobre todo, después de que haya pasado tanto tiempo. ¿Cuánto hace ya? ¿Un año y medio? Para mí ha sido como un siglo en el desierto. De veras. No sé si me has estado vigilando desde donde quiera que estés, pero, si lo has hecho, seguro que ya sabías que no ha sido fácil. Bueno..., espero que no pensaras que me había olvidado de ti. Eso, jamás. Aunque no me vieras pasar por aquí, he seguido pensando en ti, siempre. Cada día, cada mañana. De hecho, en ese fugaz momento cuando me despierto y mi mente está en blanco, es cuando creo que aún estamos juntos en la misma cama. Al menos hasta que vuelvo a recordar que estoy solo. Pero bueno, no he venido para contarte eso.



En fin, supongo que a estas alturas te debo una explicación. Nunca antes había vuelto aquí. Al menos, desde el entierro. Ahora te extrañará verme aquí, de repente, sin motivo aparente. Verás. La última vez que te vi aquí, fue insoportable para mí. Todavía tiemblo recordando ese jodido día. Así que poco después de aquello me hice una promesa a mí mismo. Me juré que no volvería por aquí a estar de pie para hablar con una piedra fría que tiene tu nombre escrito. Siempre pensé que eso era ridículo, que no me iba a servir para nada y que todo lo que tenía que contarte ya te lo había contado cuando estabas conmigo. Pero bueno, ya ves, ahora estoy aquí, faltando a mi promesa. Supongo que las cosas cambian. Y las personas, también.

jueves, 13 de febrero de 2014

Imagen con latido (50): Singularidad


San Valentín (Cielo cromado: 3)

La mirada temblorosa de Trish se iluminó con destellos de alivio cuando por fin vio aparecer a Gille. Sintió que el alma le volvía al cuerpo cuando comprobó que su amado había mantenido su promesa un año más, a pesar del toque de queda. El joven caminaba a paso rápido y echando vistazos en todas direcciones, por si alguien lo había visto salir de su escondite entre los setos del parque. Los dos llevaban sin verse desde su despedida tras las clases de ese día, pero, para ambos, la tarde que había transcurrido desde entonces se había convertido en una eternidad insoportable. La enamorada Trish, por mucho que se esforzaba en encontrar algún defecto, fue incapaz de localizar una sola pega al aspecto de su amado. El corazón se le desbocó y los labios le temblaron, tratando de acomodar las palabras que se disponía a pronunciar delante de él dentro de unos minutos.

jueves, 6 de febrero de 2014

Imagen con latido (49): La que tuvimos que dejar atrás


Harold (Cielo cromado: 2)

Hoy estoy un poco asustada, Harold. No lo digo por el horrible temporal del que te hablé ayer, que afortunadamente ya pasó. Sí, lo sé, es muy extraño. Tan rápido como llegó, desapareció... Sé lo que estarías pensando justo ahora: que esta anciana asustadiza está preocupada por el estado en que ha quedado nuestra casa después del mal tiempo. Y no, tampoco estoy asustada por eso, porque la casa ha resistido bien el viento y la lluvia. De hecho, nuestra casa está bien, no te preocupes, y el techo que arreglaste antes de... Bueno, que la casa está bien y no hay que lamentar daños más allá de algunas humedades.

jueves, 30 de enero de 2014

Imagen con latido (48): Renacimiento


Última hora (Cielo cromado: 1)

Buenas tardes. Interrumpimos la emisión para ofrecerles un avance de última hora. El fenómeno meteorólogico adverso, que desde el pasado lunes recorre el país de norte a sur, se ha recrudecido sobre la capital, y en estos momentos llueve con una fuerza nunca antes vista sobre la ciudad. Sobre la una de la tarde, comenzó a caer una lluvia muy intensa que ha superado la tremenda cifra de doscientos setenta litros por metro cuadrado, sobrepasando con creces todos los registros históricos anteriores de agua recogida en la misma zona. Desde esa hora, no solamente no ha parado de llover, sino que ni siquiera ha amainado la lluvia. Los daños causados por el agua empiezan a ser cuantiosos. La lluvia ha dejado anegada gran parte de las calles principales y ha colapsado múltiples alcantarillas, con lo que las inundaciones han obligado a que muchos comercios y viviendas improvisen barricadas en las entradas para atajar la entrada de agua. Casi la mayoría de sótanos y garajes se ha inundado y algunos muros en mal estado se han desplomado en varios puntos de la ciudad, siendo el caso más llamativo el del muro que circundaba la obra del nuevo estadio a las afueras de Berme. En el centro, el techo de la iglesia del Cerrovert se ha venido abajo, y un descomunal torrente de agua en la colina del Santo ha arrastrado a múltiples vehículos por la pendiente y los ha empotrado contra el polideportivo. Afortunadamente, hasta ahora no ha habido víctimas mortales, aunque los servicios de emergencia no dan abasto a la hora de responder al aluvión de llamadas de urgencia.

jueves, 23 de enero de 2014

Imagen con latido (47): Donde los hombres buenos se descarrían


Zona en obras (Epílogo)

Kara Robbinson

“Querido diario:



Mi terapeuta insiste en que escribir un diario me ayudará a superar la muerte de Claude. La verdad es que tener que escribir cada noche cómo me siento y qué he hecho durante el día me parece un coñazo, pero el psicólogo no deja de recomendarme que será bueno para mí. Según él, de esta manera exteriorizaré mis sentimientos y podré verlos desde fuera y analizarlos y abordarlos mejor. En fin, cosas de loqueros, supongo.

jueves, 16 de enero de 2014

Imagen con latido (46): El día más solitario


Zona en obras (Novena y última parte)

A pesar de los estridentes y molestos vítores obscenos de la criatura, Claude podía escuchar el atrayente crepitar de las llamas sobre la hoja de la espada maligna. Estaba allí, tirada en la tierra, sin que el victorioso y saltarín ser de las Profundidades le prestase la más mínima atención. Ante sí, el vigilante disponía de la ocasión perfecta para atacar de un modo repentino e implacable, y a tan solo unos pasos de distancia tenía el arma ideal para hacer desaparecer al monstruo. La ira de Claude rebosó en forma de resoplidos y ya comenzaba a imaginarse de qué manera hundiría la hoja de metal candente en la tripa de la bestia, y cómo la retorcería luego lentamente, cortando y triturando todas y cada una de las entrañas que el filo cortante encontrase a su paso. La criatura iba a pagar, iba a sufrir, iba a suplicar por su triste existencia, y, al final, el vigilante la mataría. Y Claude iba a disfrutar de cada segundo.

jueves, 9 de enero de 2014

Imagen con latido (45): Promesa

I will meet you in the next life,
I promise you.
When we can be together,
I promise you.
I will wait till then in Heaven,
I promise you.
I promise.
I promise.
(Promises - Megadeth)


Zona en obras (Octava parte)

Kara sentía aquellos pestilentes labios rugosos frotándose contra su piel. Aquel ser retorcía su boca contra la de ella, como si el acto fuese una macabra rúbrica que sellase su vínculo impío. Ella apretó firmemente los labios cuando notó el empuje de la cálida y viscosa lengua, tratando de entrar en su boca. La chica se resistió con éxito e impidió que la lengua llegase más lejos. Con todas sus fuerzas, golpeó con sus puños en el pecho esquelético de la criatura en la que se había convertido Elémiah, pero no consiguió liberarse de su abrazo. Al atónito Claude se le revolvieron las tripas cuando vio que su hermana ansiaba zafarse, pero no podía a causa de los brazos y las alas de la criatura, que la rodeaban. Le repugnó hasta casi el punto del vómito contemplar cómo aquel ser espeluznante, de aspecto de gárgola con alas de piel, sometía a Kara a un beso forzado.

jueves, 2 de enero de 2014

Imagen con latido (44): Y mañana será otro día


Zona en obras (Séptima parte)

En silencio, Elémiah señaló hacia delante para que Claude mirara en esa dirección. La escena que veían parecía confirmar todo lo que Elémiah había dicho respecto de su hermana. La joven muchacha estaba en compañía de otro ángel, pero aquel era diferente de Elémiah. Tenía el aspecto de una hermosa mujer mujer alada. Desde la distancia, los ojos del vigilante recorrieron su curvilíneo cuerpo, cuyas formas redondeadas se marcaban mucho más por las sombras que la noche dibujaba en su piel. Claude, turbado, tardó unos segundos en percatarse de que aquel ángel femenino sangraba abundantemente por el brazo que escondía tras su ala izquierda.