jueves, 31 de marzo de 2016

Llanto cuarto: Samy

Greg se detuvo delante de la puerta del dormitorio de su hija, suspiró y se apoyó en el marco. Echó un vistazo dentro, pero no encontró a la pequeña Diana por ninguna parte. El cuarto estaba tan a oscuras que difícilmente podía ver el color rosa pastel de las paredes, las pegatinas de mariposas en el cabecero de la cama o las estanterías repletas de muñecas. La única luz que entraba en aquella habitación era la que provenía del pasillo y convertía a Greg en una silueta oscura en el umbral. Estuvo a punto de llamar a su hija en voz alta, pero justo en ese momento escuchó su sollozo. La pequeña se había escondido debajo de la cama.

jueves, 24 de marzo de 2016

Llanto tercero: Transparente

Lys vive en un abismo solitario del que la gente corriente no ha oído hablar nunca. Los minutos, las horas, los días... Todo el tiempo pasa igual para ella: monótono, repetitivo y cansino. Nada cambia, nada se queda, nada permanece. Nadie se preocupa, nadie se queda, nadie la quiere. La única constante en su vida es el vacío, y con él convive. Un amante vacuo y cruel que responde con silencio hiriente a sus gritos de socorro, a sus peticiones desesperadas por que alguien la mire, le sonría y le pregunte que qué tal está. Pero ese momento soñado de alivio parece no llegar nunca, y la rebeldía del principio fue tornándose con el tiempo en conformismo, y luego en apatía hasta llegar al día de hoy. “¿Para qué molestarse en nada si nada va a cambiar?”, pensaba, reflexionando para sí misma, para ella misma, la única, la eterna, la fiel amiga propia y única persona de este mundo que se preocupaba verdaderamente por sus propios pensamientos. “¿Para qué esforzarme si nadie puede verme?”.

jueves, 17 de marzo de 2016

Llanto segundo: Amorte

Gracias por venir tan rápido, Gordon ―fue lo primero que dijo Mathias al abrir la puerta de su casa―. No te habría molestado si no fuera verdaderamente importante.

jueves, 10 de marzo de 2016

Llanto primero: Loba

El coche avanzaba con dificultad por el sendero de tierra, que apenas se podía adivinar entre la maleza del camino. Laura conducía con las dos manos firmes sobre el volante del turismo, soportando las sacudidas de la dirección, que sufría abriéndose camino entre las rocas. De reojo, echó un vistazo a su hermana. Saray guardaba silencio y miraba por la ventana distraída con el lento paso de los árboles con la luz de la tarde de fondo. Laura sopesó si decir algo, pero ya había discutido hacía unos minutos con Saray, y todavía notaba en su propia cara el calor del enfado que le había hecho coger. Laura ya no creía en que volver a sacar el tema de la decisión de su hermana fuese a cambiar algo, de modo que reafirmó sus manos en el volante y se concentró en no perder la vaga senda que se adentraba en el bosque y terminaba unos kilómetros más adelante, en la arboleda más profunda y menos transitada. Según Saray, el lugar perfecto para desaparecer para siempre.

jueves, 3 de marzo de 2016

Nota del autor

¡Muy buenas a todos!

Bueno, escribo esta nota para disculparme por el retraso y para avisar de que ya está disponible la segunda parte de "Lady Noche". Espero que os guste.

Muchas gracias por estar ahí.

¡Saludos!

Aio

Lady Noche (Segunda parte de dos)

El capitán de policía Ricken seguía absorto delante de la ventana, contemplando la noche de su ciudad corrompida. Parpadeó de repente, para salir de su ensoñación pasajera, y giró levemente el rostro, hacia la esquina más oscura de su despacho.