jueves, 27 de octubre de 2016

Nota del autor: Próximas novedades

¡Muy buenas a todos!

Esta semana os escribo para anunciaros que en noviembre volveré con una nueva historia en el blog.

Hasta entonces, os dejo con el desenlace de "La mansión". ¡Espero que os guste!

Como siempre, muchas gracias por estar ahí.

Saludos.

Aio

La mansión (Segunda parte de dos)

Más allá del sendero del jardín reseco, más allá del césped muerto sembrado de espinas, más allá de la fuente destrozada que salpicaba chorros de algo negro y viscoso, más allá de cualquier resto de cordura, se encontraba la mansión. Alice subió los pocos escalones hasta el porche y se aproximó a la puerta de entrada. Su firme convicción de que allí dentro se encontraba su bebé desaparecido la animó a tocar con fuerza en la madera agrietada para hacerse oír en el interior de la enorme y desvencijada vivienda. Esperó la respuesta unos segundos, pero solo encontró como respuesta los graznidos de los cuervos que la vigilaban desde las ramas retorcidas de los árboles monstruosos. Suspiró, no por resignación, sino para llenar sus pulmones y su espíritu de fuerza. Se puso la manta de su hija sobre los hombros y empujó la puerta de dos hojas para abrirla de par en par. La madera cedió al empuje y se astilló por los marcos. Una bofetada de olor a humedad y a aire estancado le sacudió la nariz, y no tuvo más remedio que retroceder unos pasos para alejarse un poco del vaho de peste. Delante de ella, oscuridad. No había vestíbulo, ni salón, ni siquiera una estancia. La entrada a la mansión tan solo le ofrecía una escalera empinada que descendía hasta perderse en las profundidades oscuras de lo desconocido.

jueves, 20 de octubre de 2016

Nota del autor: Paréntesis

¡Muy buenas a todos!

Esta semana escribo una nueva nota para anunciar que el blog se va a tomar un pequeño paréntesis. Voy a desarrollar una historia extensa fuera del blog y necesito todo el tiempo del que pueda disponer. Pero "Historias con latido" regresará dentro de un mes con nuevos relatos. De momento, no os preocupéis, la semana que viene llegará el desenlace de "La mansión".

Como siempre, muchas gracias a todos por estar ahí.

¡Saludos!

Aio

La mansión (Primera parte de dos)

Niebla y barro era cuanto había en aquel páramo. A pesar de que era pleno día, Alice no era capaz de distinguir el sendero del resto del barro en el que hundía sus zapatos rotos bajo la falda. “Siga el camino y no se salga de él”, le había recomendado el cochero, antes de fustigar a sus caballos para alejarse a toda prisa de la linde de la ciénaga maldita. Pero aquel consejo había caído en saco roto cuando Alice se fue adentrando cada vez más en la densa bruma, y todo a su alrededor desapareció engullido por el frío húmedo y mortecino de la niebla. Incluso se le emborronaba la mirada al bajar la vista hacia el borde sucio y mojado de su falda larga. Alice hizo de tripas corazón y estrujó la manta celeste que llevaba en sus manos. Se la llevó hasta la nariz y dejó que el aroma penetrara en sus fosas nasales. Aún olía a ella. Era el olor suave y dulce de su hija recién nacida. Apretó los labios, se pasó la mano por el cabello recogido en un moño descuidado y continuó adentrándose en la espeluznante niebla en busca de su bebé desaparecido.

jueves, 13 de octubre de 2016

Nota del autor: Edith

¡Muy buenas a todos!

Escribo esta nota para dar las gracias a todas aquellas personas que hayan seguido la historia de Edith hasta el desenlace de hoy.

La historia comenzó como un relato corto que me iba a llevar tres semanas, y al final se ha convertido en la historia más extensa de este blog. Espero que os haya gustado, y muchas gracias por acompañarme en este viaje.

Un abrazo fuerte a todos y, como siempre, gracias por estar ahí.

Aio

Edith: fin

Un llanto en la noche del desierto. A eso se había reducido Edith, con la compañía silenciosa y quieta del cadáver de su hermano Ezra. A pesar de lo mucho que había deseado que volviera a la vida, no había conseguido que este abriera los ojos. Al menos, se conformó con arreglar el estropicio sanguinolento que el balazo había provocado en su cabeza. Ahora, su hermano volvía a tener el aspecto que siempre había tenido, tan natural que incluso parecía que iba a levantarse de un momento a otro. Pero solo lo parecía. Seguía tan muerto como antes, solo que ahora su piel estaba mucho más tersa.

jueves, 6 de octubre de 2016

Edith: nacimiento de una diosa vengativa

El todoterreno iba dando bandazos por el desierto. Cortinas de arena salían escupidas de las ruedas frenéticas y salpicaban el aire con los disimilados destellos de granos de arena iluminados por el suave toque de la noche clara. En el asiento del copiloto, el doctor Miller se agarraba con una mano al salpicadero y con la otra al asidero sobre la ventanilla. No apartaba la vista de cómo el desierto de delante, alumbrado por las luces amarillas de los faros, subía y bajaba como si estuviera navegando por un mar encolerizado de olas de arena. En el asiento de atrás, dos guardias uniformados, con pasamontañas y armados con fusiles soportaban agarrados a las puertas cerradas el traqueteo de las sacudidas. Al volante estaba Sabio, quien daba volantazos todo el rato con la vista firme al frente y el resto de sus sentidos completamente concentrados en ir deprisa, no volcar el vehículo y llegar lo antes posible hasta los cuerpos sin vida de Edith y Ezra.